ME SUPERA
¡En esta ocasión contamos con una aportación sorpresa!
…Aconteció que los hijos de Moab y
de Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a la
guerra. Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene
una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en
Hazezon-tamar, que es En-gadi. Entonces él tuvo temor; y Josafat humillo su
rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.
2 Crónicas 20:1-3
Este
pasaje nos muestra a Josafat, rey de Judá, enfrentándose a un gran peligro… tan
grande que podía acabar con Judá como nación sin que pudiera hacer nada para
impedirlo. Él lo sabía. Lo sabemos porque más adelante declara “no hay fuerza contra tan grande multitud
que viene contra nosotros; no
sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos” (v. 12). Dos
grandes ejércitos se aproximaban para destruirles, matarles, acabar con ellos,
Josafat sintió temor y vino a decir algo así como “¡Me supera!”, “¡Ellos nos
superan!”
Cuantas
veces en nuestra vida, hermanos, no hemos clamado frente a una adversidad “me
supera”. Las circunstancias de la vida diaria, los ataques del enemigo, nuestra
carne, diversas pruebas y tribulaciones… a veces parece que van a acabar con
nosotros.
Es curioso, la mayor parte de los problemas que se nos presentan son irresolubles en nuestra manos, “nos van a superar”, quizá no en número, como los enemigos que asediaban a Judá, pero sí en fuerzas. Esto es así porque el propósito de Dios en las pruebas es que le busquemos a Él, desde el principio ha querido que descansemos confiando en Su poder. Por esta razón los problemas serán superiores a nosotros.
Dice el apóstol Pedro en su primera epístola: “para alcanzar la salvación… en lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” 1Pedro 1:5-7
Pedro
está hablando de una prueba, pero no de una cualquiera, sino de una prueba muy
dura, ni más ni menos que de fuego. Vemos que a veces tenemos que ser sometidos
a pruebas para que, una vez las superemos, nuestra fe siga intacta. Esto sólo
lo puede conceder Dios, por eso es para Su gloria y honra. Así, Dios permitirá
duras pruebas, elevando la temperatura a nuestro alrededor, y nuestra fe será el escudo que evitará que nos quememos.
Volviendo
a la historia original, Josafat es un gran ejemplo frente a una de estas duras
pruebas. Primero teme, es la reacción natural del hombre, pero acto seguido se
postra ante Dios y con él todo el pueblo. Continúa declarando que Dios es
poderoso y soberano, y rememora las promesas de Dios para Su pueblo, se aferra
a ellas. Confirma al Señor como su socorro y lo hace con fe, y con la seguridad
de que Dios es fiel guardando Sus pactos y que les salvará. A continuación
expone su problema y reconoce su incapacidad para resolverlo. En este momento
de la historia vemos que todo Judá espera a y en Jehová. TODOS. Mujeres, niños…
TODOS estaban de pie delante de Judá.
Fue entonces cuando Dios obró.
Dios
se glorifica en nuestras dificultades (2 Co 12:9), obra de modo que para Él sea
la gloria, y esto sucede cuando nosotros nada podemos hacer y cuando además
reconocemos que estamos en Sus manos. En las situaciones que nos superan Dios
obra milagros. Lo hizo con Moisés e Israel ante el Mar Rojo, lo hizo con Josué
en Jericó, lo hizo con Daniel en Babilonia… lo hará con nosotros conforme a Su
plan eterno.
Podemos confiar en nuestro Dios, podemos bajar las manos y esperar que Él obre cuando no hay solución humana a nuestros problemas porque el Señor dijo: “estad quietos, y conoced que yo soy Dios” Sal 46:10. Eso fue exactamente lo que hizo con Josafat y Judá, mostrar que Él es Dios. “Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros” (v. 22).
Podemos confiar en nuestro Dios, podemos bajar las manos y esperar que Él obre cuando no hay solución humana a nuestros problemas porque el Señor dijo: “estad quietos, y conoced que yo soy Dios” Sal 46:10. Eso fue exactamente lo que hizo con Josafat y Judá, mostrar que Él es Dios. “Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros” (v. 22).
Hermanos, gloria a Dios por las pruebas que “nos
superan”, Dios está con nosotros, Él obrará, nos sostendrá y saldrá glorificado
en ellas.
Soli Deo Gloria
Fdo: Una peregrina contemporánea.
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